(RE)DELIMITACIÓN MARÍTIMA:
LA PRIVATIZACIÓN DE LA GEOPOLÍTICA PERUANA

Cristian Salazar Naudón (*)

*El autor es miembro de la Corporación de Defensa de la Soberanía y del Centro de Estudios Históricas Lircay. Para indagar más sobre el tema de la Delimitación Marítima exigida por el Perú, recomendamos leer el siguiente artículo del mismo autor: www.soberaniachile.cl/delim.html.

"Qui desiderat pacem praeparet bellum"
-Proverbio Romano-

Muchos creyeron que nuestra bandera arrojada al piso del Congreso del Perú durante la gresca verbal protagonizada entre el controvertido diputado tacneño Ronnie Jurado y el Ministro Pedro Pablo Kuczynski, sería lo peor que veríamos por la ofensiva comercial que el Perú nos está dedicando con cada vez mayor ferocidad, especialmente en lo relacionado con asuntos portuarios e intereses comerciales manifiestos en la cuenca del Pacífico.

Sin embargo, la virtual aprobación parlamentaria de las "líneas bases" con que el Perú busca revisar ahora la frontera marítima establecida entre ambos países, vino a ser una sorpresa inesperada entre quienes no soltaban aún el aliento de impresión por lo sucedido en agosto con nuestra bandera nacional. Ahora, ronda en el ambiente ese olorcillo a pólvora que antecede todos los conflictos donde flotan las muletillas diplomáticas como "situación delicada" y "algo preocupante".

Pocos se han detenido, sin embargo, a considerar el trasfondo de intereses que rondan esta agresiva y desafiante pretensión peruana sobre aguas soberanas chilenas. Liberales familiarizados como nadie en la importancia del lucro en las relaciones contemporáneas, se llevan las manos a la frente buscando alguna explicación. Al otro lado, avezados analistas e historiadores de credo marxista, tan escrupulosos en identificar y exponer las motivaciones económicas que preceden esta clase de conflictos internacionales, parecen confundidos y dubitativos, cayendo presas de un extraño silencio. Y, quienes se atreven a pronunciarse entre los políticos, revelan mayor desconocimiento aún sobre las bambalinas de este nuevo impasse diplomático, al punto de que la candidata presidencial Michelle Bachelet (quien, según las encuestas, es la que más probablemente deberá lidiar con el nuevo escenario de nubarrones que se acerca a la relación Chile-Perú), ha declarado con un dedo en la boca al ser consultada por las motivaciones peruanas que llevaron al Perú a sostener el polémico proyecto de ley: "No podría decirle por qué lo ha hecho, esa sería una especulación de mi parte" (Diario La Nación Domingo, 30 de octubre de 2005).

A la evidente intención politiquera y populachista que el Presidente Alejandro Toledo esconde tras esta reclamación, precisamente en momentos de bajísimo apoyo popular enfrentadno sus declarados intereses electoralistas (y viendo que en el currículum de este mandatario es casi una tradición lanzar cortinas de humo con asuntos que complican la relación con Chile en momentos de angustia interna), se deben agregar los factores de crucial importancia geopolítica, que se esconden tras los objetivos circunstanciales de la aspiración peruana.

Por esto, vamos a hacer un esfuerzo en favor de nuestros políticos y le vamos a estropear -de paso- la posibilidad de hacer otro negocio a varios consultores.

Perú necesita habilitar puertos en su extremo Sur

Como primer punto, la llamada "Delimitación Marítima" que ahora nos exige el Perú y que pretende trazarse sobre aguas territoriales chilenas, encuentra su origen en un proyecto de larga data, pero que ha logrado materializarse sólo recientemente con la creación de la Zona Franca para la ciudad de Tacna (ZofraTacna), hacia principios de 2003.

Demostrando los rasgos de quimera que aún tienen los planes y las prédicas de integraciones estratégicas entre Chile y Perú, este último país llevaba tiempo buscando una forma de cortar la histórica relación comercial entre la ciudad de Tacna y nuestra chilenísima Arica, bajo en convencimiento de que este comercio favorecía al polo del mercado chileno en desmedro del Sur del Perú. Esto está anunciado en Chile desde 1992 cuanto menos, al aparecer analizado en el interesante trabajo "Las Relaciones Bilaterales Chileno-Peruanas Contemporáneas: Un Enfoque Realista", del Coronel Juan C. Salgado Brocal y el Teniente Coronel Oscar Izurieta Ferrer.

Aunque la idea fundacional es, en sí misma, exageradamente mezquina y quisquillosa, la determinación limeña de ajustar su frontera económica en el límite preciso de sus fronteras políticas llevó al Presidente Alejandro Toledo a resistir la idea de integrar el puerto y las bodegas que Chile le entregó al Perú en Arica en 1999, en cumplimiento de los últimos puntos pendientes del Tratado de 1929.  La decisión detonó protestas de todo tipo entre los grupos patrioteros peruanos que aspiran a la "reivindicación" de Arica, como el antes citado Diputado Jurado, legislador y demostrado contrabandista de mariscos que, entre otros pasos para sus actividades de tráfico ilegal, usaba precisamente la zona donde se encontraba coincidentemente la caseta de la Armada de Chile, contra la que él mismo y algunos sudorosos reservistas (casi todos sin dientes, no sé por qué extraña razón) organizaron violentas protestas, en abril de 2001.

Considerando así que ZofraTacna excluye la relación comercial histórica con los puertos y aduanas chilenas de Arica, queda pendiente un problema vital para el abastecimiento de la nueva zona libre: crearle accesos oceánicos propios a Tacna, que carece de puertos surtidores y de una prolongación marítima adecuada para la implementación de infraestructura acorde a las necesidades comerciales aspiradas. Efectivamente, en toda la costa litoral que hay entre el Paso de la Concordia y la Pampa de la Yarada, no hay más que costas rocosas y unas cuantas caletitas irrelevantes para estos menesteres, y con el problema técnico de estar casi encima de las aguas territoriales chilenas situadas al Sur del paralelo que marca el límite marítimo entre ambos estados.

He ahí la principal razón de la delimitación que pretende reformular ahora en la frontera marítima: intereses privados, intereses mercantiles. El cochino pero hipnótico interés lucrativo. Las coloridas banderitas peruanas que pintan esta pretensión sólo son parte de la decoración motivacional. El trasfondo es sólo una necesidad comercial, pasta de mercaderes. Incluso, se habla ya de lograr acceso a la biomasa de este triángulo de unos 35 mil kilómetros cuadrados de mar chileno, que permitirían desarrollar monumentales faenas de pesca, aunque dudamos que estas buenas intenciones vayan dirigidas a los modestos pescadores artesanales peruanos que frecuentemente son descubiertos haciendo extracciones ilegales en aguas nacionales entre Arica y Pisagua, precisamente a la altura de todo esta pretendida prolongación del "Mar de Grau" que unilateralmente está decidiendo el Perú.

El factor boliviano y su aspiración marítima

Pero esta clase de situaciones, donde el dinero se forra con la bandera patria, ciertamente no es excepcional. Durante las violentas campañas bolivianas para lograr una salida al mar por territorio chileno, durante los difíciles e incompletos gobiernos de los presidentes Sánchez de Losada y Mesa, importantes compañías internacionales ligadas a la explotación de los recursos gasíferos del país altiplánico estaban detrás de los principales activistas y agitadores que reclamaban el "corredor al océano" al Norte de Arica, pretendiendo intervenir incluso en los proyectos de la ley de hidrocarburos de Bolivia.

La perspectiva era conseguir que Bolivia sacara el gas por un territorio propio y permanentemente libre de tributaciones. Se sabe incluso que el actual candidato presidencial boliviano con mayores posibilidades de ocupar el Palacio Quemado, realizó su viaje por Europa asistido por al menos una de estas agrupaciones empresariales, en pleno conflicto diplomático con Chile y con la intención de conseguir los "buenos oficios" de algún representante de la UE para llevar el tema de la salida al mar al plano multilateral. Afortunadamente, el viaje concluyó en un inútil gastadero de dinero (en todo caso, una nada para las transnacionales) que sólo consiguió llamar la atención inútil de un pequeño grupo de religiosos franceses.

No obstante lo anterior, un segundo aspecto de la pretensión peruana que también resulta relevante y que ha prendido a los grupos militaristas y nacionalistas de ese país, es que cumple eficazmente con el interés en bloquear cualquier posibilidad de que Chile llegue a ofrecer a futuro un "corredor al mar" al Norte de Arica para Bolivia, ya que en ese caso, dicha lengua de tierra que correría de Oriente a Poniente y paralela a la Línea de la Concordia, desembocaría sobre un mar cuyas aguas serían peruanas y, por lo tanto, inútiles al interés boliviano de tener mar propio.

Perú siempre ha impedido esta posibilidad con la convicción de que algún día podrá "recuperar" los territorios que le pertenecieron al Sur de Tacna hasta la Guerra del Pacífico, además de buscar asegurarse la dependencia de los territorios altiplánicos de Bolivia con sus puertos que, en este sentido, compiten afanosamente con Arica e incluso Iquique y Antofagasta, especialmente en consideración de que Bolivia es una ruta intermediaria entre el gigante brasileño y el Pacífico. Recordemos que, en 1976,  amparados en una facultad establecida en el Tratado de 1929, las autoridades militares que eran gobierno en Perú solicitaron intervenir las negociaciones Pinochet-Bánzer iniciadas en Charaña, logrando sabotearlas eficientemente y empujando a La Paz al último quiebre de las relaciones diplomáticas con Chile, dos años después.

Contrariamente a lo que pudiera creerse, sin embargo, el propósito peruano ha enganchado perfectamente con las aspiraciones de los grupos más revanchistas y radicales del nacionalismo boliviano, cuyas ambiciones territoriales no están en un corredor por encima de Arica, sino en Antofagasta y Mejillones, áreas litorales que consideran "usurpadas" por Chile y que aspiran a reivindicar por la fuerza cuando las condiciones así lo permitan.

Pronósticos y reflexiones

La estrategia peruana actual es bastante predecible: adherir a la Convención de las Naciones Unidas Sobre el Derecho a Mar (CONVEMAR) y, bajo una muy particular interpretación de su texto, exigir una "línea media equitativa" que sea equidistante de las costas de Chile y Perú. Esto significaría que, en vez del paralelo establecido por ambas partes en la Declaración de 1952 y el Convenio de 1954, seguiría mar adentro en dirección S.O. hasta alcanzar 200 millas marinas, con lo cual el vecino país avanzaría sobre todo mar chileno situado frente a Arica.

Pero, como la débil argumentación peruana no alcanza para tamaña pretensión, Lima está empeñada en crear condiciones de tensión militar con Chile al mismo tiempo que se prepara para llevar su reclamo ante instancias como la Corte Internacional de La Haya (por eso adhiere ahora a la CONVEMAR) o, en el mejor de los casos, forzar a una negociación directa con el Estado chileno, a través de mecanismos como la Comisión Mixta de Fronteras según lo solicita expresamente la nota de la Cancillería del Perú presentada el 30 de octubre, misma que define como "inaceptables" las reservas formuladas por La Moneda a la ley que modifica la línea marítima del límite. La razón es sencilla: provocando un ambiente belicista y señalando a Chile como el agresor (a través de la insistente campaña que acusa a nuestro país de "armamentismo"), Perú buscará hacer que las instancias de arbitraje o de negociaciones den prioridad a criterios de mediación pacifista y de intervención de urgencia, para repartir "equitativamente" el territorio que pretende ser disputado, apartándose así de los estrictos criterios jurídicos que dan amplia e incontestable razón a Chile... Por supuesto que all for money, según se entiende al conocer las razones de esta pretensión.

Refutando por enésima vez las guarachas de pacifistas y americanistas, debe tenerse en cuenta que ha sido -precisa y curiosamente- la ausencia de buenos planes de abastecimiento de material militar y de renovación de armamentos lo que nos ha puesto en una situación suficientemente vulnerable y tan poco disuasiva que un vecino (nuevamente en nuestra historia) quiere sacar ventaja. Por más que se insistió a nuestras autoridades en no abandonar el Plan Tridente y en desahuciar la compra de los cuestionados submarinos Scorpene (los submarinos "Copeva", e incluso con otro apodo aún menos elegante, que usa las últimas cuatro letras de su nombre), la actual situación de ardor fronterizo aún parecía lejana por entonces; tan lejana como lo fue en el pasado para Aníbal Pinto, cuando se negaba a ver la posibilidad de un conflicto con Perú casi encima de la Guerra del Pacífico y se empeñaba en tratar de vender los flamantes acorazados de la Armada. Según el prestigioso analista y experto en defensa militar, Daniel Prieto Vial, el Perú estaría doblando a Chile en capacidad armamentística concreta en estos precisos momentos. Hace sólo diez años ese país atacó violentamente a su vecino ecuatoriano en la guerra del rico territorio del Cenepa, precisamente confiado (tal vez en exceso) en su superioridad militar material.

Con todo, queda demostrado que el Perú es, además, una nación con gobernantes que violan y desconocen permanentemente sus acuerdos internacionales, según le convengan o le perjudiquen, rasgo profundamente arraigado en la cultura política del vecino país. Lo grave es que ahora se preste para arrastrar las relaciones bilaterales a esta situación eruptiva, estimulada únicamente por intereses privados y meras proyecciones mercantiles, obsesivamente orientadas a la competencia descarnada con la economía del vecino chileno, contra el comercio mapochino.

Al respecto, se habrá notado ya que todos los fantasmones americanistas y bolivarianos fans de la "integración" que pululan en nuestro país y que hasta hace poco aplaudían a revientamanos la apertura de los pasos fronterizos al tránsito de ciudadanos peruanos (incluyendo inmigrantes ilegales), en estos instantes desaparecieron como las cucarachas cuando alguien enciende la luz en un sótano... Vale advertir, sin embargo, que Perú tiene varios "peruanos de corazón" reclutados y trabajando afanosamente en Chile, especialmente entre gente que vivió exilios políticos en ese país y entre algunos académicos fosilizados al son de la lira de la integración americana. Habrá que estar atentos a las actividades "solidarias" de estos personajes.

Por todas las razones expuestas, es esperable y debe exigirse que el Gobierno de Chile NO ACEPTE DISCUTIR SOBRE ESTE FALSO LITIGIO BAJO NINGUNA, ABSOLUTAMENTE NINGUNA EXCUSA O CIRCUNSTANCIA, pues se daría pie a legitimación del mismo, favoreciendo la deshonesta estrategia limeña. Ojo al respecto, porque uno de los candidatos presidenciales chilenos (el más internacionalista de los cuatro) ya está pregonando la necesidad de "sentarse a conversar" del tema.

Lo bueno de todo este asunto es, quizá, el momento político en que se da, pues será una buen examen de matrícula para las capacidades y los talentos de quien sea el más afortunado de nuestros actuales candidatos a la Presidencia de la República.


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2005