¿POR QUÉ VOTAMOS POR QUIEN VOTAMOS

por Gustavo Burton


Hoy nos encontramos ad portas de una nueva elección presidencial y parlamentaria, que para ojos de muchos vendrá a traer el necesario refresco de “caras nuevas”, pero para algunos más suspicaces, esta elección sólo representa más de los mismo...

¿POR QUÉ VOTAMOS POR LOS QUE VOTAMOS?

Para quienes se han dado el trabajo (o la lata) de asistir a reuniones abiertas o conferencias organizadas por partidos políticos, o simplemente para los familiarizados con la terminología partidista, habrán muchos términos tales como “movilidad del poder” o “elite política” que quieren decir más de lo que muchos a simple vista pensamos y ciertamente, vienen a significar la más profunda aspiración de nuestros honorables “servidores públicos”.

MOVILIDAD DEL PODER

Para situarnos en el tema, digamos que por movilidad del poder, entendemos ese proceso o práctica mediante el cual, los partidos políticos de izquierda y derecha, producto de los cambios y tendencias de una masa votante dinámica, generan nuevas propuestas de gobierno que dan dinamismo al sistema, de manera que si hoy gobierna un partido o coalición X, mañana podrá gobernar Y, en la medida de que su proyecto de gobierno, esté en clara sintonía con las tendencias sociales, culturales y con las aspiraciones del gran universo de electores.

Veamos esto con un ejemplo: Con casi 15 años en poder, la Concertación de partidos por la democracia, institución surgida en el fragor de la elección del SI y el NO, y mantenida luego para las elecciones presidenciales posteriores, es un ejemplo más que interesante para hablar sobre la movilidad en el poder, pues con una propuesta y discurso sostenido en el tiempo han logrado “encantar” a un gran sector de electores.

Este es un caso donde la movilidad del poder, en su sentido estricto, no tiene relación con la realidad, pues debemos considerar además que el universo de votantes en nuestro país está congelado, desde la elección presidencia del año 1999 con 8.084.476* votantes versus la elección de alcaldes y concejales del 2004 con 8.012.065*, existiendo a lo menos un universo potencial de 4.000.000 aprox. de personas mayores de edad no inscritas.

Entonces, podemos decir que la promesa de la movilidad del poder, durante los últimos 15 años ha estado estancada, en manos de las mismas personas, los mismos rostros y aplicando el mismo modelo que se prometió cambiar hace 15 años (cuando la masa votante ascendía a 7.435.019) y que sólo 577.046 votantes separan ese universo del actual. Es cierto, hoy nadie recuerda la promesa de cambiar el modelo económico y social “injusto”. Promesa que vuelve a ser utilizada como caballito de batalla… por los mismo de siempre. Acá la fórmula sólo va adquiriendo nuevos matices de forma, mas no de contenido, para nuestros lectores esto será fácil de comprobar en las actuales campañas y discursos eleccionarios, principalmente de los dinosaurios de la concertación.

En la derecha la situación es levemente diferente, pues su juego de lo últimos años ha sido transformarse paulatinamente en una derecha cada vez más “izquierdizada” enarbolando en términos de imagen y comunicación la bandera de la causa del pueblo, lo que la gente quiere, al ritmo de batucadas y promesas repetidas hasta la saciedad. Es seguro que la derecha de nuestro país ha ido pasando por un proceso de “cambio de imagen”, una suerte de fashion emergency político y marketero, para vendernos candidatos con perfil juvenil, todo terreno, verdaderamente renovados y revolucionarios, esta propuesta no deja de ser interesante y acerca a candidatos de derecha hacia la izquierda y viceversa.

Hoy todos quieren ser los ejecutivos del bicentenario, esos que abrirán los caminos hacia China o Japón, que se pasearán por Beijing como por su casa y que colaborarán de paso con la ecología profunda de las ONG's rapaces financiadas por las multinacionales.

La carrera por lograr la movilidad en el poder o frenar su avance es intenso, se busca anticipar tendencias y generar nuevas expectativas… frente al tema salud, seguridad ciudadana, desempleo, etc… pero nadie hablará de los temas que afecten al poder real del dinero del cartel verde de la ecología. Para que esto quede más claro aún: imaginemos qué dirán nuestros candidatos si les preguntáramos su opinión sobre la oposición de la esposa de Douglas Tompkins, Kriss Mac Diwitt, a la construcción de una central hidroeléctrica de Endesa ¿qué dirán los candidatos de la concertación? ¿qué dirán los candidatos de derecha? ¿a quién responderán? Al pueblo de Chile, que requiere dar solución a los temas energéticos y de desarrollo, o al dinero de un grupo de seudos ecologistas que vive sentándose en la constitución, que acapara cada vez más extensiones de territorio, que monopoliza la mano de obra y genera opiniones contra el gobierno y contra Chile.

¿QUÉ DIRÁN NUESTROS POLÍTICOS?

Sin querer anticiparme en estas líneas, sabrán que la aspiración de movilidad del poder tiene mucho que decir aquí, pues nuestros políticos saben que el dinero y los contactos internacionales del capitalismo verde pueden comprar mucho, que muchos candidatos y autoridades ya hicieron su visita a Pumalín, ya se dieron la mano con Tompkins o se están haciendo asesorar por él para comprar terrenos en el sur de nuestro país. La movilidad del poder considerará esta postura global: Estar bien con las ONG's. Ecologistas multinacionales y decir un diplomático, “dejémoslo en manos de la justicia”… donde las decisiones vuelven a ser políticas, moviendo la rueda del poder nuevamente a favor de los mismo de siempre.

ELITE POLÍTICA. ¿POR QUIÉN VOTAMOS SI NO HAY POR QUIÉN VOTAR?

Finalmente llega la hora de hablar del segundo concepto planteado en estas líneas, porque en verdad los chilenos votamos por una elite política, las caras sacadas del trasnoche de las comisiones partidistas, pues se trata de dar continuidad a los productos de consumo masivo, donde un igual debe reemplazar a otro igual o equivalente, repitiendo la fórmula, por eso, en 10 años más no te extrañes amable lector si vuelves a escuchar la promesa de cambiar el modelo o detener la delincuencia, aumentar los empleos o crecer con igualdad… como si se tratara del remake de una antigua película exitosa.

Hoy, nuestra elite política, lamentablemente, vive describiendo una penosa parábola en la búsqueda del poder, los partidos de la Concertación y de la Alianza por Chile se han repartido las circunscripciones, las elecciones, los votos y cada cual se agarra de su pedacito de mantel, unos desempolvando sus delantales y estetoscopios de médico, otros abrazando niños pobres y otros… simplemente pataleando para tener un poco más de tribuna.

Sin ideas nuevas, sin jugársela de verdad por Chile y los chilenos, sin decir las cosas como son.

La elite política de hoy nada tiene que ver con la verdadera aspiración nacionalista, que lejos de la izquierda renovada y la derecha izquierdizada, plantea una posición de convergencia nacional, alejada de los intereses creados por quienes hoy manejan la movilidad del poder y ostentan el título de elite política. La situación actual de nuestros país requiere de un esfuerzo adicional en torno a este profundo tema, esa masa silenciosa que se abstiene de votar, esos 4.000.000 aprox. de chilenos, seguramente están cansados del discursillo sin contenido, de las frases hechas, de que sus candidatos “no se moje el poto” por sus derechos… pero que sí “se bajen los pantalones” frente al dinero extranjero.. dicho en buen chileno.


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