MICHELLE BACHELET Y EL MITO DE LOS TROFEOS DE GUERRA:
LA REVELADORA CARTA DE UN VETERANO
DE LA GUERRA DEL PACÍFICO

por Marcelo Villalba Solanas
Director Museo Virtual Guerra del Pacifico 1879
www.guerradelpacifico1879.cl


He traído hasta acá una carta de Salvador Soto, quien durante la guerra sirvió en el escuadrón Cazadores a Caballo y, además, fue corresponsal del Estandarte Católico y del diario Los Tiempos, entre otros medios escritos de la época. Participó de las grandes batallas en la guerra y fue testigo y voz para relatar en la época a sus compatriotas la verdad que en la actualidad algunos malos chilenos y hasta una candidata presidencial intentan vejar.

El valor de este documento es que fue escrito por un testigo presencial de los hechos de la guerra y, especialmente, de aquellos que la historia peruana ha tergiversado. En la actualidad, como efecto de esto último y de la ignorancia de las autoridades de turno -especialmente de las que se postulan en la continuidad política-, se pretende dar credibilidad a las falacias y exageraciones peruanas sobre saqueos o robos coléricos, dando "ejemplos" de hermandad a través de la entrega de patrimonio histórico chileno, pos de la traición a nuestros antepasados y en especial de aquellas familias que quedaron esperando el regreso de miles de chilenos que vistieron el uniforme y caminaron por territorio hostil, a la civilización y a la inteligencia, quedando sus huesos regados por las serranías incaicas olvidados y hoy... vejados, en el reconocimiento de su sacrificio por la patria, por aquellos chilenos que detentan el poder político y cultural de una clase gobernante que actúa ignorante y traidor hacia el justo y merecido reconocimiento de sus memorias.

Si estoy equivocado, ¿Quién me da la dirección del Museo Veteranos del 79? ¿Quién me indica en que lugar de Chile esta el Cementerio o Parque Memorial Veteranos de 79? ¿En qué parte de Chile podemos dedicar un sentido homenaje a los miles de chilenos que murieron en la guerra, ya sea en territorio enemigo como en la patria misma, como fue el caso de los fallecidos en el siniestro de la Maestranza de Artillería, mientras preparaban el material para enviar a la guerra, el 20 de enero de 1880?

Pido poner atención a los datos aportados por nuestro amigo, cuando describe la entrada a Lima, pues resulta indesmentible el relato cuando un soldado se deslumbra ante la majestuosidad del triunfo, pero, se conmueve ante la marcialidad y orden de una entrada triunfal y civilizada de un Ejército noble y aguerrido, de valor probado ante las balas y bayonetas de los que observaron a los vencidos y doblegados, pero se les respetó la dignidad, vidas y propiedades.

Veamos el documento:

Lima, Enero 21 de 1881

Señor Don Anselmo Soto
Santiago

Querido padre:

¡Por fin se cumplieron mis deseos y se realizaron mis esperanzas! Me encuentro en la ciudad de Lima, en la soberbia capital que nos amenazara por tanto tiempo con sus trincheras y sus inaccesibles alturas erizadas de cañones. El entusiasmo que me domina por tan fausto acontecimiento es tal, que no sé siquiera pueda coordinar cual quisiera mis pensamientos, encerrados en esta carta portadora de un saludo patriótico que envía a usted su hijo y un fuerte abrazo a mis queridos hermanos.

A Lima! a Lima! eran las palabras que repetían ayer los labios de todo chileno: la ciudad de los virreyes era para nosotros lo que Jerusalen para los cruzados de la Edad Media.

Yo, mi buen padre, he cumplido con mi deber, coadyuvando en algo a la libertad y defensa de nuestra patria.

Ojalá que pueda ver dentro de poco la prosperidad y el engrandecimiento del suelo que me vio nacer; de ese Chile por el cual se han sacrificado en tantas gloriosas batallas millares de sus hijos, peleando como verdaderos espartanos.

(...) Aunque a los bravos Cazadores a caballo no les cupo la misma suerte, como tanto lo deseábamos, recoger los laureles de eterna gloria que se conquistaron en Calama y Agua Santa, no fue, sin embargo, tan despreciable el rol que tuvo la honra de desempeñar la primera compañía del primer escuadrón a que pertenezco. A poco de haberse roto el fuego por una y otra parte, cuando la batalla o sorpresa de Miraflores, me tocó ir en una mitad mandada por el teniente Miguel 2º Ríos, con el objetivo de vigilar a la caballería peruana que intentaba flanquear por el ala derecha de nuestro ejército. Anduvimos con mucha suerte, pues por más que se opuso el teniente, nosotros, aleccionados por el 1º de mi compañía, don Gregorio Ríos, nos fuimos a la carga, a poca distancia al norte del cerro de San Juan, por donde se nos vino encima un escuadrón peruano, que, a juzgar por el terreno que ocupaba, no podía tener menos de cien hombres. Estos se dividieron en dos porciones: una de ellas avanzó -¡qué descaro!- a quitar unas cuantas cargas de municiones que bajaban en ese momento de los cerros de Lurín. Cayeron heridos dos arrieros, y los demás volvieron atrás a lo que daban sus mulas.

Ver esto, y lanzarnos a la carga, con un chibateo infernal, fue todo uno. Las espada hicieron algo, pues dejamos en el campo seis o siete muertos, y tomamos unos cuantos prisioneros. ¡Si hubiera visto, padre, a mis compañeros en aquel instante del ataque, qué hombres y qué leones! En fin, algo es algo, aunque todavía no nos podemos conformar con que los Granaderos y los Carabineros nos aventajaran, respectivamente, en San Juan y Miraflores.

(...) En Chorrillos tuvimos que correr como rayos, tras los derrotados, que emprendían fuga por los potreros y las calles del pueblo.

Yo siento mucho que mi coronel Soto Aguilar -lo que no es extraño en los jefes- haya dado cuenta al general en jefe de aquel hecho, atribuyendo la gloria al alférez Harrington, tal vez por ser extranjero; no ha tenido ni una palabra de elogio y estímulo para el 1º Ríos y sus compañeros. Esto me hace recordar lo que ha dicho Vicuña Mackenna: ¡el pago de Chile!

La entrada de nuestro ejército vencedor por las calles de Lima se efectuó en el mayor orden y con toda solemnidad y decoro. Mientras la marcha, tanto las tropas vencedoras como el pueblo vencido que nos contemplaba, guardaban el más profundo silencio. Aquel acto fue el más solemne y grandioso que haya presenciado jamás.

(...) Envíenos, cariñoso padre, en nombre de la patria un sentido adiós a los que murieron por ella: justo, aunque modestísimo homenaje tributado a los héroes que en premio de sus hazañas se conquistaron la gloria y la inmortalidad.

Salvador Soto

Leída ya la carta, ¿cómo es posible que se dé fe a un burdo reportaje del Diario Siete, por ejemplo, sobre saqueos frenéticos por parte del Ejército de Chile al entrar a Lima, por parte de la candidata a la Presidencia de la República, la Doctora Michelle Bachelet, dejando demostrado no sólo al Perú, sino, a Chile y a sus propios compatriotas, su vasta ignorancia de la historia nacional, además al dar fe de esa mentira histórica, que traiciona la memoria del Chile de finales del siglo XIX y del PRESENTE?

Confío en que Chile es más que los candidatos que postulan a la más alta Magistratura, y que nuestro trabajo esta dando frutos a fuerza de trabajo y de porfía ante la apatía y el castigo que las autoridades le han dado permanentemente a la memoria de nuestros veteranos y de sus familias -que, en contexto general es a todo Chile-, invocamos fuerza y tenacidad para seguir con esta causa patriótica.


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2005