EL TONGO
DE LA SEGUNDA VUELTA ELECTORAL

Por Eduardo Valenzuela González


No son pocos los que han sido víctimas de la ingenua convicción de creer que en esta segunda vuelta presidencial se juegan los destinos de la patria. Más aún, que estaría en disputa profundos principios ético-morales que manifestarían una suerte de “Guerra Santa” entre el humanismo cristiano y el humanismo laico (agnóstico y masón, para ser más precisos). Como nunca, los medios de comunicación, verdaderas factorías de hegemonía cultural, dan tribuna a la “fronda” politiquera para que invoque tipo de soluciones respecto de la indispensable redistribución de la riqueza e igualdad de oportunidades. Así mismo, rasgan vestiduras e irrumpen como íconos de la probidad; y con acusaciones de baja monta intentan mostrar una confrontación que sólo existe en los cerebros maléficos de los operadores y publicistas políticos, ya que han encontrado en nuestro pueblo un campo fértil para embaucar y dirigir las conciencia de millones de chilenos.

Por ello, esta segunda vuelta presidencial no es sino un grotesco tongo, inherente a un modelo económico, social y cultural que sólo busca instrumentalizar el voto de los ciudadanos para mantener los privilegios de casta política, que nada tiene que ver con los valores y tradición del pueblo chileno. Los pilares de las ideas fuerzas expresadas de ambos candidatos como elementos diferenciadores son el humanismo y la justicia social, y ambos acuden a las recetas entregadas desde los enclaves del poder mundial, que amparados en diversas instituciones económicas y bursátiles, manejan unilateralmente países como el nuestro.

Curioso resulta que el candidato de la Derecha, Sebastián Piñera, esgrima con una redundancia impresentable que él representa los valores del humanismo cristiano. Sin embargo, este prominente hombre de negocios, dueño de una fortuna superior a los mil millones de dólares, dejó en la calle a centenares de trabajadores en el proceso de reestructuración que LAN tuvo hace algunos años atrás. Es que este especulador financiero, que se ufana de dar empleo a miles de chilenos, no ha generado nuevas fuentes laborales, ya que se ha apropiado de sus empresas gracias a su olfato bursátil. “Negocios son negocios” versa el adagio y él ha sabido separar sus suculentas ganancias de la responsabilidad social del Concilio Vaticano segundo. Hoy, irrumpen sus dotes de pastor, lo que ha generado mucha suspicacia. En esto, sus “detractores” de la Concertación tiene aparente razón.

Sin embargo, al hacer su planteamiento en materia económica, aflora el economista Neoliberal formado en Oxford. Su perorata sobre un “pais de oportunidades” queda subordinado a sistema usurero en donde el valor del dinero es venerado fanáticamente. Se privilegiarán los índices macroeconómicos, los recortes presupuestarios, la atomización y jibarización del sector público; y por supuesto, todo administrado por el sector privado, con la ortodoxia de la rentabilidad. Ese es el paradigma social y político de Piñera. Por ello, sus ofertones estivales que están en las 120 medidas de para los primeros cien días de gobierno, parecen una mofa para los miles de compatriotas sumidos en la cesantía y pobreza.

Por otro lado, la abanderada de la Concertación y el Partido Comunista, Michele Bachelet, ha intentado, sin éxito, presentarse como la “Madre de Chile” apelando a la fibra más intima del electorado. Su discurso se ha centrado en reprochar la riqueza del candidato empresario, como si aquello fuera un impedimento moral. Sus 36 medidas para los primeros cien días, son similares a los de su contrincante: profundizar el AUGE, plan de empleos, mayor seguridad, mejoras en la educación y alzas en la pensiones, entre otras medidas. Ha contado con el apoyo incondicional del gobierno, los que hace rato están en campaña. Hasta el presidente Lagos ha debido dar el necesario espaldarazo, pues las evidentes debilidades de la candidata afloran a todo momento.

Pero curiosamente al abordar los grandes temas nacionales, aparece no sólo el mismo diagnóstico de su “oponente”, sino las que las soluciones apuntan en el mismo sentido: mantener los equilibrios macroeconómicos, la validación del modelo sustentado en la especulación financiera y la subordinación a las instrucciones de Wall Street.

Curioso ¿no?, Izquierda y Derecha abrazan la religión de la usura y su modelo económico. Aquí los humanismos Cristiano y Laico no tienen conflictos morales y sus exegetas callan con vergonzosa complicidad. En las condiciones de vida de nuestro pueblo y su desarrollo material, asociado a una espiritualidad basada en valores superiores en donde Chile y su pueblo sean lo más importante, está la clave para resolver los grandes problemas estructurales. Situar al trabajo como eje fundamental de un modelo de desarrollo nacional y patriótico, no está ni estará en los planes de quienes nos gobiernan, tanto en la Concertación como en la Alianza.

Por eso llamamos a votar nulo, y no nos hacernos cómplices del tongo electoral y su pirotecnia mediática que busca distraernos con discusiones intrascendentes. Hoy, más que nunca, debemos denunciar a los que se lucran gracias a Chile y sus habitantes.

¡Chilena, Chileno, súmate a la acción y vota nulo!


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2005