EL ÚLTIMO VUELO DE LOS CERRILLOS:
LA IMPOSICIÓN DEL LUCRO SOBRE EL INTERÉS NACIONAL

Cristian Salazar Naudón

Hace unos días, el lector de un conocido medio de comunicación nacional se preguntaba  perturbado en la sección de cartas:

"¿Alguien puede explicarnos cuáles son los intereses que se mueven detrás del proyecto que nos lo presentan como Portal Bicentenario? ¿Quiénes son los que obtendrán beneficios con ese loteo y urbanización? ¿Quiénes están detrás del negocio? ¿Quiénes son los propietarios aledaños al aeropuerto?".

Es de suponer que la respuesta la conocen de sobra varios. Y es probable que hasta el mismo lector que plasma en el diario tales interrogantes, en realidad tenga también las respuestas y pretenda sugerirnos lo contrario. Naturalmente, nadie ha respondido, hasta ahora, a estas preguntas ni en ése si en ningún otro medio periodístico nacional.

La Corporación Antiguo Puerto Madero tiene grandes influencias en los círculos de poder argentinos y fue la encargada de remodelar todo el antiguo puerto de Buenos Aires. En su acta de constitución de sociedad, de hecho, figuran como parte del directorio inicial "seis directores designados: cuatro, por el Poder Ejecutivo Nacional y los dos restantes por el intendente municipal de la ciudad de Buenos Aires". En su benefactora lista de aportes al desarrollo cultural e histórico argentino, aparece la intervención del un predio de 20 mil metros cuadrados de la Universidad de Buenos Aires, que era usado como campo de deportes del Colegio Nacional Buenos Aires desde 1914, cuando el fisco se lo cedió con el objeto de que fuese utilizado por la casa de estudios. Sin embargo, tras oscuras gestiones que hasta nuestros días causan controversia, el Presidente Carlos S. Menem dictó en 1989 un decreto por el cual cedía el predio a la Corporación, hoy presidida por Eduardo Enrique Ricciuti, quien es, además, Coordinador del Programa Nacional Banco de valores para Reconversión del Sector Industrial (programa INTI).

La Tironi & Asociados S.A., por su parte, es uno de los grande logros comerciales del ex Director de Comunicación del Presidente Aylwin, don Eugenio Tironi, quien ostenta en su holgado currículo el haber asesorado también al Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle en los nefastos negocios que hipotecaron el abastecimiento energético nacional al impredecible gas de la impredecible República Argentina gobernada por los aún más impredecibles políticos de América Latina, mismos que nos tendrán otra vez con el alma en un hilo durante el próximo invierno. Entre otras luces doradas, se le adjudica el intento de pasar el gasoducto trasandino por el sector de la Cascada de las Ánimas, en el Cajón del Maipo, acción que logró ser detenida luego de denodados esfuerzos de la comunidad local.

Las estratosféricas inversiones de grupo de empresas del Portal Bicentenario, encabezadas por estas dos perlas, harán en total unos US $3.800 millones hasta el año 2010. Súmese a ello que la sola publicidad que ha recibido la obra aún no iniciada, desde el año 2001, hizo subir el valor del suelo a 1,5 ó 2 UF durante el 2004 y con una proyección de unas 6 a 10 UF para cuando concluya, lo que explica el entusiasmo de la alcaldía y de algunos propietarios del entorno de Los Cerrillos y la precipitación con que se buscan iniciar las obras a la brevedad y en base a una vulgar "Declaración" sobre cambio de uso de suelos sin estudios ni evaluaciones, aprobada por la COREMA metropolitana.

Las suspicacias se acrecientan al ver el prontuario de malas decisiones de los ministros que han puesto su pecho descubierto frente a las cataratas de críticas dirigidas contra el proyecto Portal Bicentenario y el cierre de Los Cerrillos: mientras se justifica el desmantelamiento del aeropuerto con la excusa de que el terreno está "subtilizado", vemos que estos mismos secretarios de gobierno firmemente atrincherados en tan débil argumento, don Jaime Ravinet en Defensa y doña Sonia Tchorne Berestesky en Vivienda y Urbanismo y Bienes Nacionales, son los que, desde sus respectivas carteras de Estado, permitieron que enormes porciones del territorio austral quedaran marginadas del desarrollo económico, de los programas energéticos, de la colonización y de la integración nacional efectiva, al ser "subtilizados" bajo dogmas ecologistas esenciales que no les ven otro uso que el de producir fósiles para el futuro. Nos referimos particularmente a los proyectos de Mr. Douglas Tompkins en la X y XI Región.

Considérese, además, que la destrucción de Los Cerrillos implica un daño ambiental directo, según lo han observado arquitectos como Jonás Figueroa y Mathias Koltz, por cuanto se cerrará con el Portal Bicentenario la única vía de ventilación que tiene esta zona de Santiago Sur, incrementando los niveles de contaminación del aire capitalino una vez levantadas las obras. Esto, sumado la reciente decisión de la COREMA de aprobar el proyecto de Pascua-Lama en Huasco, nos demuestra que el Gobierno jamás ha actuado con los conceptos ambientalistas y altruistas que declara, y que sus motivaciones en  decisiones tan distintas como las señaladas, y en contraste al discurso "ecologista" con que se han justificado los experimentos de Palena, Corcovado o Hacienda Valle Chacabuco, han de ser diametralmente diferentes de las pública y oficialmente reconocidas.

De algo sí estamos seguros: sea a favor o en contra de la ecología y de los principios ambientalistas que gastan ríos de tinta en los folletos propagandísticos de cada elección, nuestras autoridades siempre deciden a favor de los grupos empresariales que ocupen la posición de mayor poder o presión dentro del debate, sea Conservation Land Trust, sea Barrick Gold Corp. o bien sea la Asociación de Empresas Portal Bicentenario.

El interés de unos pocos se ha impuesto a todas las razones de interés nacional que describen como una aberración el cierre de Los Cerrillos. Implica, entre otras cosas, el fin de los vuelos comerciales semanales entre Santiago y la isla de Juan Fernández, y un golpe de muerte al servicio regular de vuelos particulares hasta territorio patagónico chileno, lo que será una barrera insoslayable para poder consolidar la integración del territorio chileno con las regiones de su soberanía más susceptibles al asilamiento, al desmembramiento y al futuro secesionismo, inclusive. Mejor ni hablar de lo que significará, además, la eventual clausura de las dependencias del Grupo 9 de la FACh, que ha sido vital en los escenarios de tragedias o cataclismos que tan frecuentemente golpean a nuestro país, casi como un castigo merecido por permitir esta clase de atrocidades y de atentados contra su propio futuro estratégico.