LA RAZA PRIMIGENIA
DE LA AMÉRICA ABORIGEN

Rafael Videla Eissmann


Ya antes hemos indicado que todos concurre a creer que
en la noche de los siglos moró en Chile una raza de hombres
que dejó las huellas de su paso escritas en el granito de los Andes,
y que se supone desaparecida a consecuencia
de los grandes cataclismos que en una época
geológica reciente ha debido experimentar este continente.
José Toribio Medina. “Los Aborígenes de Chile”.

I.- ORÍGENES DEL HOMBRE AMERICANO

Desde los tiempos del denominado “Descubrimiento” y “Conquista” del continente, los cronistas e historiadores han intentado determinar el origen del Hombre Americano: ¿De dónde provenían esas naciones que hablaban desconocidas lenguas y habían levantados monumentales construcciones? El connotado historiador nacional José Toribio Medina, en su obra Los Aborígenes de Chile, hace referencia al poblamiento de América y particularmente, de Chile, expresando que Fray Antonio de la Calancha (1638) sostuvo que este mundo [América] fue habitado de hombres antes del diluvio, y que los tártaros poblaron a Chile. Que fuesen tártaros, dice, se prueba con una razón que en todas las naciones y edades ha sido auténtica probanza, y es traer el mismo color, las mesmas costumbres, semejante religión y propias condiciones.

Por su parte, Justo Lipsio y Solórzano Pereira, afirmaron que los indios de Chile descendían de los antiguos romanos, puesto que en el valle Cagten, que es la Imperial en Chile, se hallaron en las casas y portadas de los indios imágenes de águilas de dos cabezas, que eran insignias propias de los emperadores romanos, y por eso se llamó Imperial la ciudad que en aquella tierra fundaron los españoles. De donde colige que los romanos fueron los primeros pobladores de Chile, pues no habiendo en todas sus provincias aves de dos cabezas a quien poder retratar, que en Chile no las hay, es visto que de los romanos heredaron estás imágenes i insignias.

En El Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607), Fray Gregorio García sintetiza que América ha sido poblada en tiempos diferentes, por diversas naciones o tribus, llegadas unas por el oriente y otras por el occidente.  El mismo autor expresó que los habitantes del país de Frislandia o de la Frisia fueron los primeros pobladores de Chile. Sufrido Pedro en 1698, apoya la misma teoría, señalando que supuesto la destreza en la navegación y del deseo de ver cosas nuevas no es difícil deducir que los indios de Chile y aún los del Perú desciendan de los frisios. Pruébase, además, este aserto, dice el mismo autor, porque la india Glaura, refiriendo sus aventuras al famoso don Alonso de Ercilla, le aseveró que era descendiente de la antigua sangre de Frisia, según aquellos versos del Canto XXVII:

Mi nombre es Glaura, en fuerte hora nacida,
Hija del Buen cacique Quilacura
De la sangre de Friso esclarecida
 

Sherer, notando la semejanza del uso de pasar la flecha que existía entre los indios de Chile y los pueblos del norte de Europa, expresó que ambos proceden de un mismo origen. Hugo van Groot, a su vez, estableció que los indios del norte de Panamá, a excepción de los indios del Yucatán, eran descendientes de los noruegos en su obra De origine gentium americanarum dissertatio (1642), basando sus ideas en observaciones lingüísticas: la mayoría de los nombres, terminaban en el sufijo alemán land; lo mismo acontecía con la toponimia de México, como por ejemplo, Tenochtitlán.

Diego Barros Arana hace referencia a Jorge Horn, quien en su obra (1652) sostiene que América había sido poblada sucesivamente por los fenicios, los Cántabros y otros pueblos de Occidente, y más tarde por los chinos, los hunos y otros pueblos de Oriente.

En tiempos recientes, tanto la arqueología como la antropología, han determinado que la América fue habitada por elementos aloctónos, especialmente provenientes del Asia, según diferentes teorías de poblamiento: Alex Hardlicka a través del Estrecho de Behring y las Islas Aleutianas (50000 - 40000); ó bien, el poblamiento vía transpacífica propuesto por Paul Rivet, basada en elementos australiano y malayo - polinésicos (15000 - 11000) ó asimismo, la teoría del puente antártico, postulado por Mendes Correa, a través del cual habrían llegado grupos humanos provenientes del sudeste asiático y de Australia (10000 y menos). Las teorías autóctonas fueron expresadas por Florentino Ameghino (1880) quien postuló el origen pampeano del Hombre Americano (Homo Pampeanus), siendo desacreditado prontamente; y Samuel Morton, quien sostuvo orígenes paralelos en América, Europa, Asia y África.

El profesor e investigador Roberto Rengifo, en su obra El Secreto de la América Aborigen (1921) y El Papel del Territorio de Chile en la Evolución de la Humanidad Prehistórica (1935), propugnó el origen polar antártico del Hombre, con anterioridad al cambio del Eje terrestre y al deslocamiento de los casquetes polares.

Pero tanto la antigüedad del Hombre americano como determinados vestigios arqueológicos quiebran la estructura cronológica oficial y ortodoxa de la Historia, como Tiahuanacu, el Observatorio lítico astronómico en Calçoene, recientemente encontrado en las zonas altas en el Brasil, La Cultura Chinchorro, Monte Verde, etc., y algunos sistemas ideográficos (los proto-quipus, los petroglifos andinos y lo geoglifos, etc.). Numerosos estudiosos de los habitantes de la América Aborigen, entre los que destacan José Toribio Medina, Diego Barros Arana, Roberto Rengifo, Arthur Posnansky, Edmund Kiß y Miles Poindexter, han determinado la presencia de un grupo blanco nativo y la existencia de una gran civilización en el pasado extendida a escala continental, de la cual las posteriores poblaciones aborígenes -protomongoloide y mongoloide, es decir, las actuales poblaciones indígenas- adaptaron en parte sus conocimientos, artes y cultura, como se ha descrito en numeras crónicas (los testimonios en las obras de Guaman Poma de Ayala, Inca Garcilazo de la Vega y el padre Joseph de Acosta, entre otros). Este grupo primigenio, se vio disminuido por las drásticas transformaciones climáticas y los trastornos en las zonas habitables como consecuencia del Cambio del Eje Terrestre -proceso demostrado por el científico austriaco Hanns Hörbiger en la Cosmogonía Glacial- viéndose forzados a emigrar a otras latitudes (los movimientos migratorios establecidos por Rengifo, Posnansky y Kiß). Sin embargo, la migración no fue total, quedando remanentes de este grupo primigenio, quienes se transformarán en poblaciones rezagadas, quienes serán llamados Dioses Blancos por los indígenas e Indios Blancos, por los europeos.

 II.- LOS INDIOS BLANCOS

Desde los primeros escritos desarrollados por los cronistas en el siglo XVI, se deja registro de la existencia de poblaciones nativas americanas con características fisiológicas distintas a las comúnmente conocidas de los habitantes aborígenes de América. Los cronistas del Nuevo Mundo, señalaron el origen múltiple del Hombre Americano, refiriéndose al mismo tiempo, a una raza diferente de los estereotipos protomongoloide ó mongoloide de los indígenas americanos: son los Indios Blancos de la América Aborigen, destacando en esta categoría, los llamados Dioses Blancos, seres civilizadores y ostentadores de los conocimientos.

El Dios Blanco y barbado Quetzalcoatl.

A.- LOS DIOSES BLANCOS: Son éstas Divinidades Civilizadoras, es decir, Dioses portadores de los Conocimientos, Artes y Cultura (la Luz, los Elementos, la Astronomía, los sistemas Ideográficos, los Ciclos Vitales, la Agricultura, etc.), quienes entregan estos conocimientos a los hombres. Tal es el caso de los Viracochas del lago Titicaca, descritos como blancos y barbados, siendo el caso más conocido, el de Tiki - Viracocha. Ellos son los constructores de la Ciudad protohistórica de Tiahuanacu y la extraordinaria Puerta del Sol, un calendario de Venus, la Tierra, el Sol y la Luna y Kalassasaya. Los aymarás también conocían a un dios blanco denominado Hyustus. Asimismo, el dios venusino tolteca - azteca Quetzalcoatl era blanco y de barba grande, portador del Fuego y del Conocimiento, quien profetizó la llegada de otros hombres desde donde sale el sol (hombres blancos, con barbas largas como él”).

Otro dios blanco es Wixepecocha de los Zapotecas, el cual desaparece misteriosamente en el Monte Cempoaltepec. Botchica, de la tribu de los Muiscas, era a su vez blanco, “resplandeciente”, vinculado al Sol. Existen registros asimismo de la diosa tribal de los Lencas, una mujer sabia y blanca como castellana, llamada Comizahual, que significa “Tigre que Vuela”. Otros Dioses Blancos de la América Aborigen son Tonapa y Taapac.

B.- “INDIOS BLANCOS”: Es la población blanca nativa del continente, presenciada desde la llegada de los europeos. El cronista Pedro Cieza de León, en la Crónica del Perú (1551), refiriéndose a las monumentales construcciones del lago Titicaca, escribe al respecto de sus misteriosos constructores: En la ysla de Titicaca en los siglos pasados ovo unas jentes barvadas blancas como nosotros (…).

La Puerta de Sol de Tiahuanacu, metrópolis construida hace 14.000 años.

Otro notable cronista, Joseph de Acosta, en su Historia Natural y Moral de las Indias, señalaba la existencia de misteriosos reinos como Paitití, El Dorado, La Ciudad de los Césares o Elelín, enclavadas en las profundidades del paisaje americano, habitadas por pobladores blancos, rubios y que hablaban una lengua ininteligible.

Felipe Guaman Poma de Ayala, en la Primer Corónica del Buen Gobierno (1583 - 1615), describiendo a la segunda Señora, Capac Mallaqvim del, Ande Suyo, indica: Esta dicha señora, aunque son de buen talle y hermocícimas, blancas más que españolas, pero andan con pampanilla y alguna casta desnudas en cueros, que son de la casta y naturaleza, ací hombres como mugeres, y comen carne humana. Y refiriéndose a determinadas tribus de indios, establece que los dichos Chachapoyas y Chunchos yndios son blanquísimos como españoles. Añade el mismo cronista que los Chachapoyas eran indios blancos cuya hermosura era digna de soberanos cuyos ojos eran azules, los cuales eran más blancos aún que los mismos españoles.

Pectoral encontrado en la zona Norte de Chile.

Don Pedro de Valdivia otorga valiosa información acerca de las poblaciones de indios de Chile, sosteniendo en una carta al Rey que la gente en Chile es crecida, doméstica y amigable y blanca y de lucidos rostros, así hombres como mujeres.

Antonio de Herrera en la Descripción de las Islas y Tierra Firme del mar Océano que llaman Indias Occidentales, refiriéndose a los habitantes de Chile, indica que todo el reino está dentro de la zona que los antiguos llamaron Desierta, que es muy poblada de indios blancos, y está situado en las riberas de la Mar del Sur, que es mare magnum, que se incluye entre su costa y la de la China.

Por su parte, don Alonso de Ercilla y Zúñiga, en La Araucana (1574) describe en el Canto XXXVI:

La buena traza y talle de la gente
Blanca, dispuesta es proporción fornida,
De manto y floja túnica vestida.

A su vez, el cronista Alonso de Góngora Marmolejo, en su Historia de Chile desde su descubrimiento hasta el año 1575, refiriéndose a los habitantes de Chile señala que es gente bien agestada, por la mayor parte blanca, bien dispuestos, amigos en gran manera de seguir la guerra y defender su tierra (...).

Y el padre Alonso de Ovalle, expresa acerca de las poblaciones del Sur de Chile: Ahora últimamente tengo cartas en que me avisan que el padre Jerónimo de Montemayor, apostólico misionero de aquel archipiélago de Chiloé, entro la tierra firme dentro con el capitán Navarro, que es muy valeroso y afamado en aquella tierra, y otros españoles, y descubrieron unas naciones que piensan son estos Césares, porque son gente muy blanca y rubia, bien dispuesta y agestada, y que en su disposición y gentiles talles muestran ser hombres de gran valor, y que habían traído consigo algunos de ellos, para tomar lengua de la que tanto se desea saber. Ovalle luego determina: (...) y el color blanco y rubio de esta gente, y hablan una lengua que ninguno de los que fueron a este descubrimiento la pudo entender, parece que hacen probable esto segundo, y puede ser también que sea lo uno y lo otro; que esta nación sea originaria de flamencos que emparentaron con indios, y haya otra de estos españoles que hemos dicho. Y agrega a continuación: Son estos indios de Chile los más blancos de América, y los que nacen en más altura al polo y en regiones más frías lo son más, como lo vemos acá en Europa; (...).

En 1796 el piloto José Moraleda, gran expedicionario del Sur de Chile, deja registro en su obra de varios viajes realizados en búsqueda de la Ciudad de los Césares. Tal es el caso del padre Francisco Menéndez que en su tiempo, vuelve a la provincia encargado de internarse hacia las partes del norte i sur de la espresada laguna [Nahuelhauapi], en solicitud de las poblaciones de jentes blancas que hace algunos años se dice hai en dichos sitios i denominan comúnmente Césares.

Figura descubierta en el Sur de Chile (Museo de Arte Precolombino de Santiago).

Pedro de Angelis, referido por Moraleda, describiendo a la Ciudad Encantada ó de los Césares, señala que sus habitantes eran blancos i rubios con los ojos azules i barbas cerradas. Hablaban un idioma intelijible a los españoles i a los indios. El abate Molina, por otra parte, en su Historia Civil, mencionaba la existencia de los indios blancos en una tribu establecida en la provincia de Boroa, cuyos individuos son blancos y rubios, sin ser mixtos. El padre Diego Rosales expresaba en la Conquista Espiritual de Chile, que los chonos eran comúnmente blancos y rubios.

Claudio Gay, por su parte, sostuvo que los indios de Valdivia eran blancos todos, y las mujeres hermosas.

El capitán de Fragata, Ramón Serrano Montaner, en su expedición al Buta - Palena en el año 1886, hace referencia también a la existencia de La Ciudad de los Césares, poblada por mujeres de ojos azules i cabellos de oro.

François-Gabriel Coyer, establece que las mujeres de los patagones son muy blancas y hasta bonitas y pudorosas.

Este grupo aborigen se hallaba extendido a escala continental. Así, el alemán Federico Hellwald, en La Tierra y los Hombres (1886) da a conocer la siguiente información en relación con determinados habitantes de Guatemala: En las montañas hay cuatro o cinco aldeas de indios acomodados, de color bastante claro y hasta un tanto sonrosado, de cabellera blonda y ojos azules, a los que se da el nombre de hijos de los caciques. El expedicionario Percy Harrison Fawcett dejó testimonio de su encuentro en el Matto Grosso con indios que tenían los cabellos rubios y los ojos azules.

Miles Poindexter, por su parte, en la notable e inigualable visión de la Historia de los Incas presentada en The Ayar - Incas (1930), explica la presencia de la población blanca en América como consecuencia de una inmigración protohistórica desde el Asia, una remota rama de tronco indogermánico.

El arqueólogo y arquitecto alemán Edmund Kiß, abocado a descifrar los misterios de Tiahuanacu y los túneles subterráneos de los Andes, evidencia asimismo la existencia de población blanca precolombina en Sudamérica, en países como Perú, Bolivia y Chile, determinando las raíces atlantes de las Altas Civilizaciones americanas.

Sin embargo, el profesor nacional Roberto Rengifo en El Secreto de la América Aborigen propugna el Origen Polar Antártico de la Humanidad, y describe a su vez, a los primitivos habitantes del país, los Chalingas, señalando que esta sería la raza de los Antis, los Arianos americanos, y localmente, los Chilingas o Chiles, de los cuales salieron los Ingas o Incas.

La Antártica sin hielo.

El posterior desarrollo de los Chilis - Chalingas les permitió extender su zona de influencia. Rengifo determinará que de este modo que la misma emigración chilena, puede haber alcanzado en los más primitivos tiempos, a las dos costas de Norte América y haberla poblado. Con las posteriores migraciones desde América hacia el resto del globo, como es el caso de la andinocelta, Rengifo sostendrá que parece haber sido una misma raza la que escribió en los Andes y en los Pirineos.

Rengifo concluye en su obra: La civilización nació en  América y fue de Sur a Norte; este es el principio que propongo, y que según creo, es verídico, y aclara y evidencia todos los hechos arqueológicos. El casquete del Polo Sur se sumergió con casi toda su raza, salvando en las puntas meridionales de América, África y la India, ejemplares humanos que cada vez se diferenciaron más al avanzar hacia el Ecuador, donde volvieron a fusionarse en parte. El casquete Norte no se sumergió o surgió cuando el del Sur  se hundía, es decir, se hizo habitable, y su raza, de tipo esquimoide, pobló más extensos continentes, extendiéndose circularmente; en tanto que las escasas tribus humanas del Sur, tuvieron que emprender forzosamente una peregrinación hacia el Norte en busca de territorios mas amplios (...). Y esta emigración protohistórica fue sintetizada también por el historiador José Toribio Medina en Los Aborígenes de Chile: Ya antes hemos indicado que todos concurre a creer que en la noche de los siglos moró en Chile una raza de hombres que dejó las huellas de su paso escritas en el granito de los Andes, y que se supone desaparecida a consecuencia de los grandes cataclismos que en una época geológica reciente ha debido experimentar este continente (...).

Estos son los registros históricos que avalan la presencia de población blanca nativa y precolombina en la América Aborigen, la Raza Primigenia.

Pieza arqueológica hallada en Mulchén (Museo de Angol)

III.- EL NOMBRE DEL CONTINENTE

Los navegantes nórdicos habían llegado al denominado “Nuevo Mundo” con anterioridad a las oleadas migratorias peninsulares de los siglos XV y XVI, estableciendo contactos ultramarinos. Registros de esta presencia se encuentran en el texto Landnáma, la aventura de un jefe islandés Ari Marsson, quien fue conducido a través del mar por fuertes olas a Hvitramannaland, la cual es llamado por algunos como “Gran Irlanda” [Great Ireland]. Yace hacia el occidente en el mar cerca de Vinland la Buena (…). En la Colección Arnamagnæan, se describe la llegada y contacto de población noruega en América, conocida por sus habitantes como Hvitramananaland (White-men’s Land [La Tierra de los Hombres Blancos]), o la Gran - Irlanda (Great-Ireland).

Los navegantes vikingos y nórdicos, habían llegado a “América” mucho antes que Colón y la habían denominado Hvitramannland, es decir, la Tierra de los Hombres Blancos. También la llamaron Albania, de significado homónimo. ¿Por qué le dieron este nombre? Porque de aquí surgían los Hombres Blancos de la Antigüedad, los ancestros que abandonaron este continente ante el cataclismo planetario que generó drásticos cambios en el clima y las zonas habitables durante el transcurso de remotas edades, viéndose forzados a emigrar, pero manteniéndose en los mitos y leyendas el nombre del continente, hecho que no pudo haber sido fortuito o casual y que se basó en la característica más notables recogida por los antiguos observadores: La presencia de Hombres Blancos, la Raza Primigenia de la América Aborigen.

RAFAEL VIDELA EISSMANN
Junio, 2006.


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